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Un poco de información
Joyería Cuende – Tienda Online – Tiendas Físicas en Oviedo y Llanes
Más de 110 años de Tradición Joyera
Muy escasos son los establecimientos comerciales que tengan el honor de haber desarrollado su actividad, de manera ininterrumpida, a lo largo de todo un siglo.
Uno de ellos es posible encontrarlo en pleno corazón de la villa llanisca. Se trata de la Joyería Cuende, ubicada en plena Plaza del Ayuntamiento, a los pies de un antiguo edificio cuyos gruesos muros de mampostería han sido testigos de más de 500 años de la historia de Llanes.
Más de un siglo de vida, cuatro generaciones de úna misma familia al completo servicio del diente, y un sello que ofrece, de manera inequívoca, la máxima garantía de calidad en toda su amplia gama de productos. Aunque algo escueta, esta podría ser una buena forma de definir a uno de los establecimientos más representativos y arraigados de cuantos se ubican en la villa llanisca. Nos referimos a la Joyería Cuende, que en poco más de una semana comenzará a celebrar un acontecimiento tan importante como la conmemoración de sus cien años de existencia.
Aquellos que pretendan indagar algún detalle más acerca del origen de este negocio deberán acompañamos a través de un viaje en el tiempo hasta 1910.
Sólo seis meses después de este reencuentro, corría el año 1937, Nicasio fallece. Lola se queda sola en plena Guerra Civil y es entonces cuando aparece en escena Juan Gómez Puente. Este, también santanderino, conocía perfectamente el arte de la relojería, pues había sido discípulo del propio Nicasio.
Juan había llegado a Llanes para sacar adelante el negocio de Lola, pero pronto surgiría algo más entre ellos, de manera que terminarían contrayendo matrimonio. Fruto de esta unión, nacieron María Dolores y Juana Mari Gómez Cuende.Juana Mari se casó y se marchó a vivir a Madrid. Sin embargo, la historia de María Dolores iba a ser bien distinta. Pasó gran parte de su juventud cursando estudios en un internado de la localidad cántabra de Cóbreces, pero desde bien pequeña había sentido una gran atracción por el oficio familiar. Su padre intentó disuadirla, explicándole lo sacrificado de la profesión, pero ella ya había tomado su decisión y nada iba a hacerle cambiar de idea. Con tan sólo 20 años, ya dominaba el oficio a la perfección.
Dos más tarde, en 1964, muere Juan Gómez, de modo que Loles quedaría al frente de la relojería junto a su madre. En 1967 se une en matrimonio con Luis Sánchez Junco quien, además de atender al público, desempeñaría durante 40 años las funciones de grabador y administrador en la joyería.Desde entonces hasta ahora, son más de 48 primaveras las que Loles Gómez Cuende ha pasado a pie del cañón, y muchos los cambios que ha experimentado su profesión en todo este tiempo. «Cuando le contaba a alguien que era relojera me decían que eso era imposible, que no existían», recuerda Loles, que fue pionera en un oficio tradicionalmente de hombres.También señala que «antiguamente, la relojería era mucho más clásica», refiriéndose a las piezas e, incluso, relojes enteros que su padre y su abuelo fabricaban. Entre ellos, el que aún marca las horas en el Café Pinín.
Hay que señalar que todo su trabajo a lo largo de casi medio siglo de vida, y su gran contribución a la dignificación. de esta profesión, son factores que han sido valorados de manera muy especial por la Asociación de Joyeros, Relojeros y Plateros del Principado de Asturias.En diciembre de 2006, este organismo le concedía a Loles Gómez Cuende la insignia de oro y brillantes, su máximo galardón, que por primera vez recaía en una mujer,»Fue algo que me llenó de orgullo», reconoce, «no sólo por lo que significa para mi, sino también por tratarse de un reconocimiento a tantos años de trabajo de toda mi familia».
Volviendo a sus hijos, todos ellos se mantienen vinculados, en mayor o menor medida, al negocio familiar. Juan Luis, el primogénito, es grabador, mientras que Sergio, el más joven de los tres, combina su trabajo como arquitecto técnico con la reparación de relojes. Al margen de la aportación de sus dos hermanos, Alberto es a día de hoy quien lleva el peso del establecimiento. Diplomado por la Universidad Europea en Joyería y Gemología, se formó como orfebre y joyero en el taller ovetense Pedro Álvarez, uno de los más prestigiosos que han existido en el país. Su especialización como técnico en diamantes, piedras preciosas y perlas no solamente le permite llevar a cabo cualquier tipo de arreglo o tasación, sino también el diseño y fabricación de cualquier tipo de joya que pueda ser imaginada, desde lo más básico a lo más costoso.
Por otro, y tal vez sea este el apartado por el que más reconocida ha sido su labor, con toda su colección basada en Los Cubos de la Memoria, la obra que el artista vasco Agustín Ibarrola plasmó sobre la escollera del puerto llanisco. Su proyecto gustó desde el primer momento tanto al Ayuntamiento local como al propio Ibarrola, que vio en ello una manera de dotar de categoría aún más a su creación.»Aunque el resto de la familia no las tenía todas consigo, yo creí desde el primer momento en la posibilidad de hacer algo bello a partir de Los Cubos de la Memoria», apunta Alberto, quien también asegura que, hoy en día «no solamente se han convertido un referente de la Villa de Llanes, sino también de Joyería Cuende».En este sentido, estamos en condiciones de asegurar que las novedades no acabarán aquí, ya que el establecimiento se ha volcado durante los últimos meses en nuevos proyectos de cara a la celebración de este cien aniversario. Entre ellos, una colección de joyas que pronto saldrá a la luz con motivos alusivos a todo este siglo de existencia y en la que, según aseguran los propietarios de Cuende, también se incluirán algunos destellos de Llanes.